Dentro de la pastoral diocesana y de cada parroquia hay que otorgar un carácter prioritario a la pastoral familiar.
Es cuestión de prioridades. Y esto los obispos lo saben muy bien. Si las familias se desintegran no hay vocaciones, ni centros juveniles, ni juventud en la Iglesia.
Me gustaría ver algún día cómo la pastoral familiar se implanta con fuerza en las parroquias. Los grupos familiares se ayudan mutuamente a vivir la fe en una sociedad cada vez más secularizada, donde el consumismo y el placer son sus mayores obstáculos.
Karol Wojtyla ha subrayado muchas veces la importancia de la familia y de la adecuada pastoral familiar.
Wojtyla remarca, sobre todo, la necesidad de que los esposos sean conscientes de su misión en la Iglesia y en el mundo, en su trabajo, en sus ambientes… Nos recuerda a los esposos el deber de promover la fidelidad del núcleo familiar.
Por ello, subraya la importancia de la pastoral familiar como esfuerzo dotado de carácter prioritario. La evangelización depende en gran medida de la familia, de cada familia.
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