Más de una vez nos habremos preguntado qué es la familia.
Si a primera vista no hemos hallado una definición satisfactoria, nos contentamos con la imagen del papá, la mamá y los niños.
Pero la familia es mucho más. Es una “institución natural”, querida por el mismo Creador, acorde con el carácter social de la persona.
Así, es considerada como una dimensión esencial de toda
persona. La familia es la cédula primaria del tejido civil y
eclesial.
Es una vocación y está llamada a ser una comunidad de amor, vida y
felicidad.
Defender a la familia y promover su
desarrollo auténtico es promover los auténticos valores humanos y defender la
dignidad de toda persona.
No pueden romperse familias, si no se rasgan también
los valores fundamentales que van unidos a ellas.
Como núcleo social, se debe un respeto especial
a las familias. En la familia nace y se desarrolla la persona, por lo tanto, se
forja su personalidad. Muchos son los que en sus familias han visto, oído y
testimoniado.
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