miércoles, 29 de abril de 2020

Matrimonio como sacralidad

5 consejos para ser una familia feliz y unida - VIX






El matrimonio es una institución divina (desde la teología cristiana y de otras religiones) y humana (desde el derecho civil de los países). Desde el punto de vista teológico, como nos lo recuerda Karol Wojtyla, “su carácter ha sido establecido por el mismo Creador desde el principio”.

Veamos los textos bíblicos donde se recoge la sacralidad matrimonial, como algo propio del matrimonio cristiano. En Génesis 2,24 se habla de la unión matrimonial, elemento nuclear de la familia, desde el punto de vista profundo, firme e indisoluble: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y vendrán a ser los dos una sola carne”.

En el Nuevo Testamento, también Jesús nos habla del valor nuclear de la fidelidad conyugal como fermento de la unidad familiar. “De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” (Mt 19, 6). Esta fidelidad que anuncia Cristo con sus propias palabras, indica que la fidelidad ha de ser hasta la muerte, hasta que la misma muerte separe a ambos cónyuges.

Así la misión de los esposos consistirá, ante todo, en dar un verdadero testimonio al mundo entero. Con la indisolubilidad del matrimonio obtenemos la garantía de la integridad familiar y del buen rumbo en la vida social.

Desde el punto de vista de la teología sacramental, podemos decir que en el matrimonio los esposos son “incorporados” al misterio de Cristo y son hechos partícipes de las gracias que emana con fuerza de Cristo.

domingo, 26 de abril de 2020

Sin fidelidad no hay familia

Los mejores momentos que vivimos en familia










Hoy día, asistimos a un nuevo impulso de la pastoral familiar, a nivel eclesial. Innumerables cristianos, hombres y mujeres, grupos, organizaciones… impulsan el auténtico sentido cristiano del vivir en familia. Y es que vivir en familia, según los valores cristianos, se nos presenta como todo un reto.

Los signos de los tiempos piden una urgente labor misionera a nivel familiar. Nuevas concepciones de la familia logran posponer el ideal cristiano de la familia a un segundo plano. Y me refiero a las uniones de hecho entre personas de diferente sexo o de un mismo sexo.

El primer reto que se nos presenta es el de la fidelidad. La fidelidad matrimonial es una de las características fundamentales del matrimonio cristiano. Precisamente el matrimonio es la base de la familia, conformándose como institución natural. 

El que dos personas se amen bajo un mismo techo en el vínculo del amor matrimonial es la punta de lanza de la familia. Sin ese amor primigenio, no hay familia. En tal caso nos encontraríamos con dos individuos viviendo hipócrita y lastimosamente sus vidas.

Es este amor inicial entre hombre y mujer el iniciador de una comunidad de vida. Desde la libertad y la responsabilidad ambas personas se estimulan para vivir unidas en la caridad, en la donación mutua y en la entrega a los demás. Todo ello unido al querer de Dios, que ha dado el ser a esa vida en común. Y este es el núcleo de la fidelidad cristiana en el sacramento del matrimonio.

Gracias a la fidelidad conyugal, la pareja acoge con cariño el principio de conservar la especie, engendrando a sus hijos. Desde la inteligencia, la sensibilidad, el amor y la ternura, la familia va fraguando su camino en la fidelidad y el respeto mutuo.

La fidelidad ayuda a crear una comunicación entre los esposos. Comunicación que se vería cortada con la tradición de uno de los dos. 

La fidelidad, por lo tanto, desarrolla el auténtico matrimonio y fomenta la pacífica y cariñosa convivencia familiar.



jueves, 23 de abril de 2020

Matrimonio y familia

Reagrupación familiar como familia extensa – Tolentino Abogados en ...








El matrimonio y la familia están estrechamente unidos. El primer lugar hay que decir que el matrimonio “funda necesariamente la familia”. Del amor de dos esposos nace el nido familiar. Es difícil construir una familia sin un matrimonio previo.

Ciertamente hoy en día se fundan las familias sin un anterior compromiso matrimonial, mediante lo que se denomina convivencia civil entre dos personas que se juntan. Pero la realidad de la familia exige en si misma que haya una relación estable. 

La familia necesita de un núcleo o comunidad estable de personas para poder desarrollarse con normalidad, sin caer en el egoísmo en la mera inestabilidad emocional o psicológica.

De este modo el matrimonio tiene una importancia trascendental en el seno de la familia, hablando civilmente. Y, desde una perspectiva cristiana, K. Wojtyla nos recuerda que “las tareas familiares podrán asumirse de forma cristiana sólo si se profundiza en la teología del matrimonio con toda su riqueza de gracias y su dimensión eclesial y si esta espiritualidad se vive en la práctica dentro de los hogares”. 

En otras ocasiones desde el pensamiento cristiano actual se subraya la importancia de la familia con los calificativos de proyecto creador y redentor de Dios.

domingo, 19 de abril de 2020

Familia y dimensión esencial de la persona

Familia tradicional: ¿Por qué no aceptar otros modelos ...










Más de una vez nos habremos preguntado qué es la familia. 

Si a primera vista no hemos hallado una definición satisfactoria, nos contentamos con la imagen del papá, la mamá y los niños.

Pero la familia es mucho más. Es una “institución natural”, querida por el mismo Creador, acorde con el carácter social de la persona.

Así, es considerada como una dimensión esencial de toda persona. La familia es la cédula primaria del tejido civil y eclesial. 

Es una vocación y está llamada a ser una comunidad de amor, vida y felicidad.

Defender a la familia y promover su desarrollo auténtico es promover los auténticos valores humanos y defender la dignidad de toda persona. 

No pueden romperse familias, si no se rasgan también los valores fundamentales que van unidos a ellas.

Como núcleo social, se debe un respeto especial a las familias. En la familia nace y se desarrolla la persona, por lo tanto, se forja su personalidad. Muchos son los que en sus familias han visto, oído y testimoniado.


sábado, 18 de abril de 2020

Familia y prioridades eclesiales


Abogado de Familia ¿Qué hace? ¿Qué funciones tiene? | JuanLacaba






Dentro de la pastoral diocesana y de cada parroquia hay que otorgar un carácter prioritario a la pastoral familiar. 

Es cuestión de prioridades. Y esto los obispos lo saben muy bien. Si las familias se desintegran no hay vocaciones, ni centros juveniles, ni juventud en la Iglesia.

Me gustaría ver algún día cómo la pastoral familiar se implanta con fuerza en las parroquias. Los grupos familiares se ayudan mutuamente a vivir la fe en una sociedad cada vez más secularizada, donde el consumismo y el placer son sus mayores obstáculos.

Karol Wojtyla ha subrayado muchas veces la importancia de la familia y de la adecuada pastoral familiar. 

Wojtyla remarca, sobre todo, la necesidad de que los esposos sean conscientes de su misión en la Iglesia y en el mundo, en su trabajo, en sus ambientes… Nos recuerda a los esposos el deber de promover la fidelidad del núcleo familiar. 

Por ello, subraya la importancia de la pastoral familiar como esfuerzo dotado de carácter prioritario. La evangelización depende en gran medida de la familia, de cada familia.

viernes, 17 de abril de 2020

Necesidad de hablar de la familia


130 medidas imprescindibles de apoyo a la familia








Hablar de la familia hoy en día es un desafío, un reto para nuestra vida y fe cristianas. 


Los entendidos dicen que la familia es el “núcleo de nuestra sociedad” y que sin familias no habría sociedad o, por lo menos, cierta organización social.

A largo de este blog no vamos a contentarnos con presentar la problemática de la familia bajo un barniz social. Iremos más allá. Nos adentraremos en los valores humanos y cristianos de la familia, en la responsabilidad de cada miembro familiar.

Contemplaremos la verdadera formación en el seno de la familia y los problemas que la rodean actualmente. Todo ello se presentará desde un punto de vista cristiano y desde los valores humanos.

San Juan Pablo II, el 5 de junio de 1979 decía en Czestochowa, ante la Virgen Negra: “Debo la vida, la fe, la lengua, a una familia polaca. Que la familia no deje jamás de ser fuerte con la fuerza de Dios. Que supere todo cuanto la debilita, la destroza, todo cuanto no le permite ser verdadero ambiente de vida y de amor”, elocuentes palabras del Papa polaco.

Y es que la familia necesita hoy más que nunca de nuestra defensa. Las familias viven en una “atmósfera de desconcierto”, sin un destino aparente en la educación de sus hijos, junto con desaveniencias profundas en la convivencia diaria, falta de diálogo, de comprensión, de encuentro mutuo. 

Se ha perdido el norte de la autorrealización como persona en el seno de la familia y, por ello, se buscan otros sustitutos de la familia o sucedáneos.

Karol Wojtyla y otros muchos pensadores actuales remarcan la importancia fundamental de la familia como “constructora” de nuestra sociedad. La familia es transmisora de valores humanos y cristianos, forma personas que regirán el rumbo de la sociedad futura, engendra profesionales para el mañana.

No debemos cerrar los ojos ante los problemas que acechan a nuestras familias. El valor de la familia se haya hoy día amenazado por presiones sociales y económicas. Tanto la industria abortiva como la del preservativo lo saben muy bien. 

La familia es necesaria no solamente para el bien de cada persona, sino también para el bien común de toda sociedad y nación.